miércoles, 29 de octubre de 2008

Billetes mexicanos de caricatura

Artículo íntegro publicado por el diario mexicano El Universal, con el título "Enfrenta México al Dólar con pesos de risa"
Gordolfo Gelatino, La Chupitos y Ponchito sustituyen a personajes de la historia nacional en estos billetes que si bien no ayudarán a superar la crisis económica, al menos te harán sonreír cuando te desprendas de tu dinero.
Dicen que "al mal tiempo, buena cara" y ante la crisis económica que atraviesa el mundo, México ya tiene su propia aportación para superarla, o al menos, para reírse de ella: nuevos billetes con personajes cómicos del espectáculo. Claro, todo en un tono de broma y sin intención de demeritar a los actuales billetes que circulan en el país.

Y es que con eso de que cada día el peso pierde más su valor, por qué no en vez de billetes con históricos personajes nacionales, papel moneda lleno de rostros para que sonriamos al momento de desprendernos del dinero.

En internet ya circulan algunas imágenes que dan cuenta del ingenio mexicano y es que ante la situación económica, mejor reírse que llorar.

Aquí, las propuestas para los nuevos billetes mexicanos:

  • En la denominación de 20 pesos en vez de encontrar la seria imagen de Benito Juárez, mejor un "galanazo" como Gordolfo Gelatino, quien luce sus cejas delineadas y su bigote relamido en el clásico gesto que lo hizo famoso en Los Polivoces.



  • Para los billetes de 50 pesos, nada de José María Morelos y Pavón, pues en su lugar está Jo jo Jorge Falcón con los gestos que suele hacer cuando cuenta un chiste de borrachos.



  • Ya en una denominación mayor, pues se requiere de un personaje "clásico" y qué mejor que para los 100 pesos encontremos en el lugar de Cuauhtémoc, el héroe azteca, a Don Ramón, personaje de El Chavo del Ocho.

  • En el caso de los billetes de 200 pesos, si bien no se trata de una escritora ni de la Décima Musa, encontramos a La Chupitos con hábito y sonrisa chimuela.


  • Ponchito y su cara de susto quedan bien en los billetes de 500 pesos, ya que en estos tiempos cualquiera teme gastar muchos billetes de esa denominación.

  • Y para cerrar con broche de oro, en lugar de Miguel Hidalgo y Costilla, aparece Quico y sus clásicos cachetes inflados en los billetes de mil pesos.
Publicado en: eluniversal.com - 29 de octubre de 2008 - Por Redacción


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domingo, 26 de octubre de 2008

Reforma energética en México: las renovables en España


A propósito de la aprobación en el senado mexicano del paquete de reformas constitucionales y legales en materia energética, considero pertinente abordar el tema de las energías renovables en España, dada la relevante posición a nivel europeo e internacional que dicha nación ocupa en la materia.

Claro está que el proceso legislativo en el Congreso de la Unión aún no concluye, pero todo parece indicar que al interior de la Cámara de Diputados existe el consenso necesario para dar el “sí” a lo previamente aprobado por los senadores.

Cierto es que por su carga política-ideológica la atención mediática ha sido acaparada por las modificaciones relacionadas con el régimen jurídico y fiscal de Petróleos Mexicanos.

Sin embargo, en el alud de informaciones y desinformaciones, no debemos perder de vista que una de las siete leyes que integran el polémico paquete se refiere específicamente al aprovechamiento de las energías renovables.

Es decir, aquellas cuya fuente reside en fenómenos de la naturaleza, procesos o materiales susceptibles de ser transformados en energía que se regeneran naturalmente, por lo que se encuentran disponibles de forma continua o periódica.

La iniciativa presentada por el Partido Verde Ecologista de México, que finalmente se convirtió en el proyecto de “Ley para el Aprovechamiento de Energías Renovables y el Financiamiento de la Transición Energética”, constituye un gran paso en el largo camino que nuestro país habrá de recorrer para posicionarse como la potencia internacional que debe ser en la materia.

Ya en otra ocasión –a propósito de mi presencia como invitado en la Exposición Internacional de Zaragoza en la mesa “Agua y energía”– tuve la oportunidad de abordar en este espacio el asunto del calentamiento global y su estrecha relación con el agua y con la energía.

Por ello, sólo recordaré el inmenso reto que representa para la humanidad satisfacer sus necesidades energéticas y del vital líquido, a la vez que disminuye las emisiones de gases que generan el incremento en la temperatura global y ponen en peligro nuestra subsistencia como especie.

Derivado de esta conclusión y de la preocupante dependencia energética que del exterior tiene, la Unión Europea se ha visto en la necesidad de tomar diversas medidas para que los países que la integran –27 a la fecha– modifiquen tanto sus patrones de demanda como de oferta energética.

Tal es el caso de una serie de directivas y reglamentos, así como de diversos libros Verdes y Blancos en materia de producción, distribución y aprovechamiento de la energía en sus distintas modalidades –los libros Verdes exponen un abanico de ideas con fines de debate público, mientras los Blancos contienen un conjunto oficial de propuestas en ámbitos políticos específicos y constituyen una guía para que los países miembros lleven a cabo determinadas acciones.

Aprovechando este entorno y partiendo de un diagnóstico particular nada favorable, España emprendió en los últimos años una serie de acciones para incrementar su oferta energética y hacer un uso más eficiente de la que dispone.

Según datos de la Asociación de Productores de Energías Renovables, el país importa casi un 80% de la energía que consume, de la cual la inmensa mayoría o proviene de plantas nucleares –altamente rechazadas en este país, a diferencia de Francia que, por cierto, la exporta a España– o es altamente contaminante por tener un origen fósil –petróleo, carbón y gas natural.

Lo anterior, sumado al hecho de que su tejido productivo tiene una alta y cada vez mayor intensidad energética, hacen de España un país sumamente dependiente del exterior y el más alejado de todos los europeos de cumplir con el Protocolo de Kioto sobre emisiones de gases invernadero.

En un esfuerzo por modificar esta circunstancia, se puso en marcha la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética 2004-2012, que busca atacar cuantitativa y cualitativamente la demanda; y, por el lado de la oferta, el Plan de Energías Renovables 2005-2010, que pretende incrementar la presencia de dichas energías.

Este último se planteo como objetivo que las energías renovables pasaran de un 6.9% de la energía total utilizada al 12.1%, así como del 19.4% a un 30.3% de la energía eléctrica producida.

El plan español se propuso fomentar diversas formas de energías renovables, tales como hidroeléctrica, termoeléctrica, biocarburantes; solar fotovoltaica, solar térmica, biogas; biomasa y eólica; aunque las dos últimas aportarían la mayor parte del incremento buscado. No se contemplaron las energías geotérmica ni mareomotriz, por encontrarse en fase experimental su utilización a escala comercial.

Para lograr sus objetivos, el plan consideró una inversión cercana a los 23,600 millones de euros –unos 30,000 millones de dólares–; de los cuales el 77% lo aportarían las instituciones financieras; el 20% los empresarios; y sólo el 3% el gobierno.

Aunado a lo anterior, se exentaría del pago del impuesto sobre hidrocarburos a los productores de biocarburantes, lo que implicaría unos 2,855 millones de euros adicionales.

Por último, mediante un incremento anual constante de 0.6% en la tarifa eléctrica, los ciudadanos españoles pagarían en sus recibos de luz otros 4,956 millones que se utilizarían para otorgar una prima a los productores de energías renovables.

Este punto resulta fundamental para el éxito de cualquier plan que involucre a las energías renovables, por una sencilla razón: su producción es más cara que las energías convencionales, lo que hace inviable una competencia bis a bis entre ambas. Aunque si se consideraran los costos sociales y ecológicos no cuantificados –externalidades– de las energías convencionales, probablemente su costo real sería el mismo o mayor que el de las renovables.

A pesar de que no es materia de esta colaboración, ha pasado suficiente tiempo desde que los españoles pusieron en marcha su Plan de Energías Renovables, como para poder evaluar su impacto real.

Sólo apuntaré que a partir del nuevo modelo implementado se ha generado una industria anteriormente inexistente; que en materia eólica España y sus empresas son líderes mundiales, sólo detrás de Estados Unidos y Alemania; y que hoy las renovables han superado a la energía nuclear en cuanto a su participación en la generación de energía eléctrica.

Como puntos negativos, se ha criticado el excesivo desarrollo de algunas energías en perjuicio de otras, como es el caso de la fotovoltaica; el hecho de que los costos de producción no se hayan podido disminuir de manera considerable en relación con las convencionales; así como la excesiva concentración generada en materia eólica, principalmente por las altas inversiones que requiere.

Como cualquier política pública, la estrategia que España adoptó para impulsar a sus energías renovables es susceptible de ser mejorada, aunque no me queda la menor duda de que los resultados obtenidos siempre serán mejores que los que se pudieran haber logrado en caso de no existir ninguna.

Es un buen momento para definir, fuera del discurso y la demagogia, cuáles son los objetivos cuantificables que los mexicanos debemos esperar de la reforma energética, así como cuáles los costos y las posibilidades de desarrollo que ésta nos ofrece, pasando por jóvenes profesionistas; micro, pequeños y medianos empresarios; así como municipios, regiones y estados
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http://www.oem.com.mx/elsoldehidalgo/notas/n906042.htm

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miércoles, 22 de octubre de 2008

Impulsa Sarkozy a México y no invita a España


Artículo íntegro publicado por OEM on line con el título "Impulsa Sarkozy a México"

París, Francia.- Decidido a lograr que Europa tenga un papel clave en la refundación del sistema financiero internacional, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, resucitó su controvertido proyecto de instituir un "gobierno económico" para la zona euro y, por otra parte, propuso que México participe en la cumbre que se reunirá en noviembre para iniciar el llamado proceso de Bretton Woods II.

Durante un discurso que pronunció ante el Parlamento Europeo de Estrasburgo para analizar la crisis en su condición de presidente pro tempore de la Unión Europea (UE), también recomendó crear fondos soberanos para invertir en sectores estratégicos del Viejo Continente.

En relación a la reforma del sistema financiera, postuló que Europa "debe liderar la idea de una refundación del capitalismo mundial".

En relación a esa etapa crucial de negociaciones, dijo que propondrá una cumbre extraordinaria de la UE encargada de preparar la serie de conferencias internacionales que se realizarán en los próximos meses, según el método que acordó el sábado pasado en Camp David con el presidente norteamericano George W. Bush.

"La solución más simple" para esas cumbres, conjeturó, sería asociar los países del G8 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Canadá e Italia) a las cinco principales potencias emergentes (Brasil, México, China, India y Sudáfrica).

Ese formato, sin embargo, dejaría afuera a España, que se sintió agraviada con esa propuesta. Hace apenas 10 días había prometido al presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que haría todo lo posible para incluir a España en ese ciclo de negociaciones.

Herido por esa aparente falta de palabra, Rodríguez Zapatero reaccionó de inmediato. Sin ocultar su malhumor prometió que, contrariamente a lo que anunció Sarkozy, España hará valer su peso como octava potencia económica mundial para estar presente en el llamado Bretton Woods II. También se pronunció por la presencia "un país árabe importante".

El Presidente francés puso especial énfasis en desarrollar su idea de crear un gobierno económico para los 15 miembros de la Eurozona."

No es posible" que esos países continúen "sin un gobierno económico claramente identificado", estimó.

Esa idea suscitó inmediatamente algunas reservas y probablemente desatará en los próximos días polémicas de tono elevado.

Francia todavía no definió claramente los contornos de su iniciativa. Pero todas las ideas de esa índole tropiezan con la fuerte oposición de Alemania y de otros países del norte de Europa. Anticipándose a las crítica, Sarkozy aclaró que ese gobierno "deberá trabajar junto al Banco Central Europeo (BCE)".

El BCE, que por el momento es la única institución federal de la zona euro, "tiene que ser independiente", pero "debe discutir con un gobierno económico", dijo Sarkozy.

Hace algunos meses, Francia intentó por primera vez promover la idea de un "gobierno económico", pero debió retroceder ante la fuerte oposición alemana.

Sarkozy hizo un nuevo intento durante la cumbre del Eurogrupo, realizada el 12 de octubre. La iniciativa idea fue expuesta a puertas cerradas durante esa reunión y nunca llegó a tomar estado público. Pero, a título preventivo, primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Junker, deslizó un enigmático comentario durante la conferencia final: "¿Quién necesita un gobierno económico?", comentó.

El primero en expresar su inquietud ayer (martes) fue José Manuel Durão Barroso, presidente del Consejo Europeo, órgano ejecutivo de la UE (Unión Europea): "Es importante no poner en peligro la independencia de la BCE", declaró.

Esos temores no son totalmente injustificados porque la idea de Sarkozy consiste en institucionalizar un instrumento de "monitoreo político de la zona euro" de alto nivel para contrabalancear el poder que tiene el BCE, gracias a su independencia.

Francia, en particular, acusa a menudo al BCE de pensar sólo en luchar contra la inflación, su principal misión, manteniendo las tasas de interés demasiado altas. Esa política, argumenta, neutraliza las posibilidades de crecimiento.

Por ahora, sólo los ministros de Finanzas se reúnen en forma regular una vez por mes en el marco del Eurogrupo, que preside precisamente Jean-Claude Junker, que también es ministro de Economía de su país. "La reunión de los ministros de Finanzas no está a la altura" de las circunstancias cuando se trata de una crisis de semejante magnitud, cree Sarkozy.

El presidente francés estima que el exitoso precedente de la cumbre del 12 de octubre en París, que permitió adoptar un plan de rescate de unos tres billones de dólares, justifica proseguir con esa experiencia. A su juicio, hay que examinar la idea de hacer ese tipo de reuniones regularmente. "¿Por qué no una vez por año?", propuso.

Otro capítulo importante de su discurso fue su propuesta de crear fondos soberanos.

Sarkozy piensa que esos fondos deben ser creados por cada país de la UE para invertir en sectores estratégicos e impedir que puedan caer en poder de predadores extranjeros, en particular en el sector energético.

Apenas pocas horas después de enunciar su proyecto, recibió un enérgico rechazo por parte de Alemania.

Esa propuesta "contradice todos los principios de un sistema que funciona exitosamente desde hace años", declaró el ministro de Economía alemán, Michael Glos. Las recientes "intervenciones en la banca y en el seguro fueron una excepción indispensable para evitar el derrumbe de los circuitos financieros, y proteger de esa manera el crecimiento y el empleo", agregó.

"Alemania seguirá abierta a los capitales del mundo entero", agregó.

Diversos líderes democristianos y liberales respaldaron la posición del gobierno de Angela Merkel.

Por último, pidió actuar con energía contra los paraísos fiscales, que favorecen la evasión de capitales.

Después del importante papel que tuvo Sarkozy durante los peores momentos de la crisis financiera, esta serie de iniciativas amenaza con reavivar las reservas sobre su personalidad que habían desaparecido momentáneamente.


Publicado en: OEM on line - 22 de octubre de 2008 - Por Carlos Siula, Corresponsal.

http://www.oem.com.mx/elmexicano/notas/n901536.htm



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domingo, 19 de octubre de 2008

Despenalizar las drogas: Carlos Fuentes


Más allá de sus obras literarias, las palabras del escritor mexicano Carlos Fuentes suelen ser polémicas.

Sus últimas apariciones públicas en España no fueron la excepción.

Y es que Fuentes, que el pasado 13 de octubre recibió de manos del Rey Juan Carlos I el Premio Internacional Don Quijote de la Mancha, junto al presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva, insistió en su propuesta de despenalizar las drogas.

Durante un encuentro con medios de comunicación, celebrado después de haber dictado una conferencia magistral en la Casa de América, el controvertido novelista aseguró que la violencia y el crimen organizado son el mayor problema de México, recordando las más de tres mil muertes contabilizadas en lo que va del año.

"La drogadicción siempre es un problema terrible, pero lo sería menos si dejara de tener la faceta criminal", afirmó el escritor.

Con motivo de la presentación de su nueva novela, "La voluntad y la fortuna", el también autor de “Aura” y “La muerte de Artemio Cruz”, insistió en que los narcotraficantes de nuestro país ponen la droga en la frontera para que “los americanos la limpien en sus bancos" y en que el origen del problema está en Estados Unidos, ya que la oferta mexicana de droga existe porque hay una demanda estadounidense.

Al plantear la despenalización “global” como una solución –que para ser exitosa necesita abarcar muchos países– argumentó que esta propuesta molesta mucho a los norteamericanos porque, a pesar de decir que defienden la libertad y la sanidad, en realidad lo que protegen es el consumo de la droga.

Remató señalando lo mucho que nos ha costado a los mexicanos tener una democracia y se cuestionó en voz alta: “¿Qué ocurre cuando los recursos de la democracia no son suficientes para detener el crimen? El quid de la cuestión es que la democracia tenga armas para combatirlo, porque la sociedad está pidiendo al Estado que dé una respuesta”.

A primera vista, la despenalización de las drogas sugerida por Carlos Fuentes suena descabellada.

Sin embargo, dadas las actuales circunstancias, toda propuesta que cuente con una base racional suficiente y se haga en el ejercicio del derecho a la libre expresión debe, al menos, ser estudiada.

Sobre todo porque el cambio en el modelo internacional de combate al narcotráfico y atención a la fármacodependencia al que se refirió Fuentes no surge –como se pretende hacer creer– de un obscuro grupo de “adoradores” de las drogas, sino de la aplicación de un marco teórico, cuya base se encuentra en una corriente fronteriza entre el derecho y la economía, denominada análisis económico del derecho.

Esta corriente, surgida en los años cincuenta, estudia los sistemas normativos utilizando como base las herramientas dadas por la economía, bajo un enfoque costo beneficio, que tiene como principal objetivo la búsqueda de la eficiencia de los sistemas legales.

Si se aplica al “mercado” de las drogas este enfoque, cuyo fundador fue el Nobel de Economía Ronald Coase, se obtienen conclusiones muy similares a las expuestas por Carlos Fuentes.

El argumento central del análisis económico del derecho es que si se despenalizaran las drogas a nivel internacional se acabaría con el mercado negro de estupefacientes, lo que disminuiría los precios y, por ende, los enormes incentivos a traficar.

Así las cosas, de acuerdo con los defensores de la despenalización, los más afectados por un cambio en la normatividad serían los propios narcotraficantes, que verían desaparecer el mercado negro que hoy los ha encumbrado. Algo similar a lo que sucedió en los años veinte, durante la prohibición del consumo de alcohol en los Estados Unidos de América y su posterior eliminación.

Como se podrá observar, los argumentos de esta corriente no se apoyan en ningún caso en una valoración positiva del consumo de drogas sino en una serie de consideraciones en torno a los efectos que el actual marco normativo produce en el mercado de los estupefacientes.

De acuerdo con quienes apoyan esta visión, la despenalización debería sujetarse a una serie de restricciones, como es el caso de otras drogas legales –el tabaco o el alcohol, por ejemplo–, tales como la prohibición de la venta a menores de edad y a mujeres embarazadas.

Asimismo, debería acompañarse de una serie de políticas públicas de prevención, cuyos recursos se obtendrían a partir de los impuestos generados por el consumo legal y por los ahorros que en las arcas públicas supondría el dejar de gastar en combatir el narcotráfico; otorgándosele al problema un enfoque de salud pública más que de justicia.

Lo anterior también permitiría evitar los efectos que dicho tráfico genera actualmente en materia de seguridad pública, violencia e infiltración de las instituciones gubernamentales.

Por su parte, quienes están en contra de la despenalización apoyada por Fuentes, cuentan en su arsenal con argumentos sumamente potentes.

El primero de ellos es que a mayor disponibilidad, mayor consumo; por lo que el potencial adictivo de todas las drogas provocaría un incremento de proporciones descomunales en el numero de consumidores.

Esta situación acabaría afectando por igual a mayores y a menores de edad, dada la dificultad de evitar el incumplimiento de las restricciones a la venta, señaladas en párrafos anteriores. Esto implicaría, no la desaparición del actual mercado negro de las drogas, sino el surgimiento de un mercado legal y la continuación del ilegal, que proveería a jóvenes y adolescentes con drogas de aún más dudosa calidad –similar al actual mercado de cigarros apócrifos.

Asimismo, según los detractores de la despenalización, este incremento traería consigo una serie de costos en salud pública, desintegración familiar, delincuencia, productividad y accidentes de tráfico, que harían palidecer a los que actualmente genera el mercado negro.

Considero que lo importante, independientemente de la posición con la que cada uno estemos de acuerdo, es asumir que tanto las voces a favor de la despenalización, como las que están en contra, cuentan con puntos débiles pero también con argumentos de peso, por lo que merecen ser escuchados y tomados en consideración en el marco del deseable debate de las ideas.

Porque quienes insisten en que el problema se siga abordando como se ha hecho hasta ahora, no atinan a responder de qué manera el Estado triunfará en la que se ha denominado “guerra contra el narcotráfico”; mientras que quienes apoyan un cambio consistente en la despenalización global no logran encontrar la manera de asegurar que no se vería incrementado el consumo, en caso de fructificar su propuesta.

http://www.oem.com.mx/elsoldehidalgo/notas/n896906.htm

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jueves, 16 de octubre de 2008

Paul Krugman, Nobel de Economía, apoya a Gran Bretaña y critica a EEUU




Artículo íntegro publicado por El Universal con el título "Gordon lo hace bien".

¿Ha salvado el primer ministro británico, Gordon Brown, al sistema financiero mundial?

Está bien, la pregunta es prematura pues todavía no sabemos la forma exacta de los rescates financieros planeados en Europa y Estados Unidos, menos aún si realmente funcionarán.

Lo que sí sabemos, empero, es que Brown y Alistair Darling, el ministro de Finanzas, son quienes definieron el carácter que tendrá la iniciativa mundial de rescate, mientras otras naciones ricas tratan de emparejarse.

Es un giro inesperado de los acontecimientos. El gobierno británico es, después de todo, un socio más bien menor en lo que a los asuntos económicos mundiales se refiere. Es cierto que Londres es uno de los grandes centros financieros del mundo, pero la economía británica es mucho más pequeña que la estadounidense, y el Banco de Inglaterra no tiene ni de cerca la influencia ni de la Reserva Federal ni del Banco Central Europeo. Así que uno no espera que Gran Bretaña juegue el papel de líder.

No obstante, el gobierno de Brown se ha mostrado dispuesto a pensar con claridad en relación con la crisis financiera y a actuar con rapidez a partir de sus conclusiones. Y esta combinación de lucidez y determinación no ha sido igualada por ningún otro gobierno occidental, y el nuestro menos que ninguno.

¿Cuál es la naturaleza de la crisis? Los detalles pueden ser demencialmente complejos, pero los asuntos básicos son bastante sencillos. El estallido de la burbuja inmobiliaria ha provocado grandes pérdidas para todos los que compraron activos basados en el pago de hipotecas; esas pérdidas han dejado a muchas instituciones financieras con demasiada deuda y muy poco capital para proporcionar el crédito que la economía necesita; las instituciones financieras con problemas han tratado de pagar sus deudas y aumentar su capital mediante la venta de activos, pero esto ha arrastrado el valor de los activos y reducido su capital todavía más.

¿Qué se puede hacer para mitigar la crisis? Ayudar a los dueños de casas, aunque deseable, no puede impedir que se registren fuertes pérdidas por los préstamos impagables y, en cualquier caso, su efecto sería demasiado lento para ayudar a disipar el pánico actual. Entonces, la opción natural (y la solución adoptada en muchas otras crisis financieras previas) es enfrentar el problema del inadecuado capital para financiamiento haciendo que los gobiernos proporcionen a las instituciones financieras más capital a cambio de una participación en su propiedad.

Esta especie de nacionalización temporal, a la que con frecuencia se denomina “inyección de capital”, es la solución a la crisis favorecida por muchos economistas, y fuentes bien informadas dijeron al Times que también fue la solución favorecida en privado por Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal.

Pero al anunciar su plan de rescate financiero por 700 mil millones de dólares, Henry Paulson, el secretario del Tesoro, rechazó esta vía obvia diciendo que “eso se hace cuando hay un fracaso”. En cambio, solicitó que el gobierno comprara títulos respaldados por hipotecas en problemas, basándose en la teoría de que... de hecho, nunca quedó en claro cuál era su teoría.

Mientras tanto, el gobierno británico atacó directamente el corazón del problema y maniobró para atenderlo con sorprendente velocidad. El miércoles, funcionarios de su gobierno anunciaron un plan para realizar importantes inyecciones de capital en bancos británicos y garantizar la deuda bancaria, lo que debe hacer que los préstamos entre bancos, parte crucial del mecanismo financiero, se reanuden. Y el primer compromiso importante de entrega de recursos se presentó el lunes, cinco días después de anunciarse el plan.

En una cumbre especial europea llevada a cabo el lunes, las principales economías de la Europa continental se proclamaron listas para seguir el liderazgo británico, inyectando cientos de miles de millones de dólares en los bancos y al mismo tiempo garantizando sus deudas. Y, quién lo iba a saber, Paulson, después de indiscutiblemente desperdiciar varias preciosas semanas, también dio marcha atrás y ahora planea comprar participaciones accionarias en lugar de títulos hipotecarios incobrables (aunque parece seguir moviéndose con dolorosa lentitud).

Como dije, todavía no sabemos si estas medidas funcionarán. Pero las políticas, finalmente, están siendo impulsadas por una visión clara de lo que se necesita hacer. Lo cual hace surgir la pregunta, ¿por qué esa visión clara tuvo que salir de Londres en lugar de Washington?

Es difícil evitar la sensación de que la respuesta inicial de Paulson fue distorsionada por la ideología. Recuerde: trabaja para una administración cuya filosofía de gobierno puede resumirse en “privado bueno, público malo”, lo cual debe haber hecho difícil enfrentar la necesidad de que el gobierno asumiera la propiedad parcial del sector financiero.

También me pregunto en qué medida la entrega del gobierno a leales de Bush sin experiencia en los puestos recibidos contribuyó al error de Paulson. Por toda la rama ejecutiva, profesionales conocedores han sido expulsados; quizá no quedaba nadie en el Tesoro con la estatura y la formación para decirle a Paulson que no estaba siendo sensato.

Por fortuna para la economía mundial, Gordon Brown y sus funcionarios sí están siendo sensatos. Y quizá nos mostraron la forma de salir de la crisis. (Traducción: Gregorio Narváez)

Publicado en: El Universal.com - 16 de octubre de 2008 - Por Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008.


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domingo, 12 de octubre de 2008

Crisis financiera: Políticos a prueba


Por si a alguien no le quedaba suficientemente claro, la semana que pasó sirvió para despejar cualquier duda respecto de la magnitud y alcances de la crisis financiera mundial.

El viernes 10 de octubre el índice Ibex 35 de la bolsa de valores española cayó como nunca lo había hecho. En una sola jornada perdió un 9.14% con lo que acumuló perdidas del 21.2% en una de las peores semanas de que se tenga memoria para el parqué español.

Según los expertos, si bien en esta caída tuvo que ver la inercia mundial, el que la bolsa española fuera la más castigada de toda Europa tuvo otra explicación: el temor por los mercados financieros de América Latina, especialmente de México y Brasil, en donde tres de las principales empresas españolas –Telefónica y los bancos BBVA y Santander– tienen fuertes intereses.

El hecho de que los analistas europeos observen un riesgo real y latente de un deterioro en la economía de nuestro país debe ser motivo para que nuestras autoridades pongan manos a la obra, sobre todo porque se presenta después de haber sido anunciadas las medidas que buscan evitarlo.

Porque es durante las crisis –sean éstas financieras o de otra índole– cuando los políticos deben justificar los cargos que ocupan o desean ocupar y demostrar, simple y sencillamente, de qué “madera” están hechos.

En situaciones de altísima complejidad deben despojarse de sus colores partidistas y renunciar a intereses personales o de grupo, para pensar en función del interés general.

Todas y cada una de sus acciones debe enfocarse desde una visión de Estado, que obliga a tener miras de largo alcance y efectividad para resolver los problemas que plantea el corto plazo.

Estadistas como Benito Juárez, Charles de Gaulle o Mahatma Gandhi, pasaron a la historia por la capacidad que demostraron para resolver situaciones de crisis, sin perder de vista el valor superior al cual debían servir: el bienestar de sus respectivos pueblos.

Sin lugar a dudas el momento actual lo es y, por lo tanto, se debe actuar en consecuencia.

En crisis la única constante es el cambio. Lo que ayer era de una forma seguramente al día siguiente será de otra; surgen nuevos problemas y la naturaleza de los que existían con anterioridad se modifica a una velocidad que rebasa los esquemas tradicionales de toma de decisiones.

Lo anterior provoca que los márgenes de maniobra sean muy estrechos. Cual experto neurocirujano en medio de una complicada operación, las decisiones de los políticos no pueden ser tardías, pero tampoco erróneas, dada la dificultad de corregir el camino mal andado.

En el caso particular de España y México apenas esta semana se comenzaron a tomar las primeras decisiones para hacer frente a una crisis que, como ya se ha comentado en otras colaboraciones, se veía venir desde hace mucho tiempo.

Mucho se podría ahondar en torno a la lentitud con la que se tomaron y anunciaron los respectivos paquetes contra la crisis. Es un hecho que las cosas podrían haberse hecho mejor.

Sin embargo, no es éste el tiempo de mirar hacía atrás, pues lo importante es resolver el presente, sin comprometer el futuro. En estos momentos la crítica política debe cambiar tanto su naturaleza como sus objetivos.

Ésta debe estar sustentada en un análisis objetivo de la realidad, ser constructiva y tener como principal y único objetivo ayudar a resolver los retos que las circunstancias nos plantean.

La búsqueda de rendimientos políticos de corto plazo e incluso de tipo electorero, si bien nunca es deseable, menos aún lo es cuando los países pasan por momentos de gran dificultad.

Los partidos políticos deben actuar con absoluta responsabilidad para garantizar que a una situación de carácter global no se sume un entorno nacional de encono y ausencia de diálogo político. Deben comprender que “el horno no está para bollos”.

Si bien es cierto que estamos frente a una crisis global que deja poco margen de maniobra, también lo es que debemos cerrar filas en torno a aquellos que tienen los elementos y la obligación constitucional de garantizar la estabilidad económica de México.

Es fundamental que el gobierno federal deje claro que esta situación no la resolverá sólo y que requiere del consenso y el apoyo permanente de todas las fuerzas políticas.

Además de los instrumentos de política fiscal y monetaria ya anunciados, sería deseable un gran pacto nacional en el que las fuerzas políticas y los sectores productivos se comprometieran a remar en un solo sentido para mantener el barco a flote.

http://www.oem.com.mx/elsoldehidalgo/notas/n887634.htm

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jueves, 9 de octubre de 2008

El Nobel que vive en México y escribió "Diego y Frida"


Artículo íntegro publicado por BBC Mundo con el título "Le Clézio, Nobel de Literatura".


La Academia Sueca de Estocolmo concedió el Premio Nobel de Literatura 2008 al escritor francés Jean-Marie Gustave Le Clézio.

Doctor en letras por la Universidad de Niza, el autor es un ávido viajero con obras ambientadas lo mismo en México que París, Londres o el desierto del Sahara.

Le Clézio viajó en la década de los años '60 a México -donde en la actualidad vive parte del año- y Panamá y vivió durante varios meses con los aborígenes de la etnia embera.

Esa fue "una experiencia que cambió mi vida, mis ideas sobre la vida, el arte, la manera de estar con los demás, de caminar, comer, dormir, amar, incluso soñar", dijo.

Entre sus títulos vinculados con América Latina figuran "Diego et Frida" (sobre los pintores mexicanos Frida Kalho y Diego Rivera) , "Les Prophéties du Chilam Balam" y "Le Rêve mexicain ou la pensée interrompue".

Desde Oslo, el corresponsal de la BBC Lars Bevanger, indicó que desde hace mucho se decía que Le Clezio -considerado por muchos de sus compatriotas como el mejor escritor francés vivo- era uno de los favoritos a ganarse el Nobel.

"Nuevos rumbos"
La Academia Sueca lo describió como "autor de nuevos rumbos, de la aventura poética y del éxtasis sensual, explorador de la humanidad, dentro y fuera de la civilización dominante".

En palabras de la Academia, Le Clézio ha sido capaz de "rescatar las palabras del estado degenerado del lenguaje cotidiano y devolverles la fuerza para invocar una realidad existencial".

Su trabajo más reciente es Ballaciner, publicado en 2007, y del cual la Academia Sueca dijo que es "un ensayo profundamente personal acerca de la historia del arte del cine".

Nacido en Niza, en 1940, el autor se convierte en el 14º escritor de nacionalidad francesa galardonado con el Nobel.

En 2007 el más alto galardón de la letras lo ganó la escritora británica Doris Lessing.

El último latinoamericano en ganarlo fue Octavio Paz, en 1990. El último español, Camilo José Cela, en 1989. Publicado en: BBCmundo.com - 09 de octubre de 2008 - Por: Redacción BBC


http://news.bbc.co.uk/go/pr/fr/-/hi/spanish/misc/newsid_7661000/7661158.stm


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domingo, 5 de octubre de 2008

Crisis financiera: la "tormenta perfecta"


Contrario a lo que suele pensarse, la “tormenta perfecta” no es aquella en la que se conjugan los más inesperados elementos externos para crear una situación de extremo peligro, sino aquella en la que el capitán a cargo de la embarcación de que se trate no la ha avizorado o, habiéndolo hecho, no quiere o no sabe cómo reaccionar.

En pocas palabras, cualquier trajinera de Xochimilco en un día soleado es peligrosa para sus ocupantes si el navegante no tiene idea de cómo conducirla.

Al parecer es lo que sucede en España y, desafortunadamente, también en México.

En ambos países, los más altos responsables del buen funcionamiento de la economía se negaron a aceptar durante más tiempo del necesario lo que era evidente para la gran mayoría de los ciudadanos: la crisis tocaba a la puerta.

Es cierto que hace un par de años nadie la preveía y que hace un año no existía un consenso entre los expertos sobre si ésta llegaría.

Aunque también es verídico que a partir de enero sólo los más optimistas o ingenuos negaban su existencia y que desde hace pocos meses ya se comparaba a la actual situación con la “Gran depresión” que sacudió al mundo entero en 1929.

Comprendo muy bien que ni José Luis Rodríguez Zapatero, ni Felipe Calderón Hinojosa, ni sus respectivos gabinetes económicos, podían andar gritando a los cuatro vientos que se acercaba una tormenta financiera.

También me queda claro que los máximos responsables de la política económica de una nación deben aportar la mayor tranquilidad posible a los agentes económicos para que las cosas caminen bien.

Lo que no puedo entender y de ninguna manera justificar es que, con el pretexto de “cuidar lo que se dice” para evitar enviar malas señales a los mercados, los gobiernos no tomen las medidas necesarias para prevenir a su población y para intentar reducir el impacto en su economía de una situación adversa a nivel global.

Más aún, si consideramos que, aunque no existan recetas exactas para afrontar una crisis, sí es un hecho que para salir ella se requiere la participación del sector privado y del sector público.

Para tomar las decisiones más acertadas posibles, tanto unos como otros requieren contar con la mayor y mejor información disponible. Lo que desafortunadamente no sucede, pues en este aspecto los agentes privados se encuentran en una clara situación de desventaja frente a los públicos.

Porque la gran mayoría de los trabajadores, amas de casa, jubilados y pequeños empresarios no tienen en su nómina a un grupo de economistas y analistas financieros que les indiquen, con cierta anticipación, el rumbo que tomará la economía internacional.

El grueso de las familias mexicanas y españolas no tenemos la oportunidad de llamar al director del Fondo Monetario Internacional antes de pasar la tarjeta de crédito en el supermercado, comprar una vivienda o enviar a nuestros hijos a la universidad.

Asumimos que, aunque no contemos con la asesoría de la crema y nata del liberalismo económico, tenemos a nuestra servicio a un gobierno que responsablemente nos tendrá al tanto de cualquier información que resulte de utilidad para tomar nuestras decisiones económicas del día con día –lo que algunos denominan la “economía real”.

Estas decisiones, aunque no son tan visibles como las que toman los elegantes corredores de bolsa que aparecen en televisión, son aún más importantes para el buen transcurrir de la economía.

No intento sugerir que todos los días se nos entregue a domicilio una carpeta forrada en piel con el análisis de los mercados financieros, sino a que se actué con la responsabilidad de la que han carecido últimamente los gobiernos cuando diagnostican la situación económica actual y pronostican la futura.

Como si no fuera suficiente, a lo anterior se agrega el todavía más preocupante hecho de que al parecer los gobiernos español y mexicano, además de no tomarse la molestia de avisar, no aprovecharon el poco pero existente tiempo que les dio la crisis para reaccionar.

Muestra de ello es que el paquete económico – incluídas Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos 2009–, enviado por el gobierno federal de México a la Cámara de Diputados hace sólo veinte días, no consideraba la actual situación, lo que ha obligado a la Secretaría de Hacienda a cambiar a la baja su propia propuesta y a plantearse una modificación de los Criterios Generales de Política Económica, en los cuales se basó.

Es lamentable observar como, mientras cada uno de los países afectados discute la manera de resolver sus problemas y los de sus respectivos millones de habitantes –no de esa masa amorfa que se define como economía global–, nuestras autoridades se limiten a ver en tiempo real por CNN cómo las cámaras de senadores y de representantes de Estados Unidos aprueban el plan que pensamos nos salvará de la catástrofe.

A riesgo de parecer poco optimista, me atrevo a asegurar que ninguno de los 74 senadores y 263 diputados estadounidenses que votaron a favor del famoso plan de rescate estaba pensando en el bienestar de los 110 millones de mexicanos y 45 millones de españoles.

Y es que el “Fobaproa” de Washington y sus nada despreciables 700 mil millones de dólares, va dirigido a sanear el debilitado sistema financiero estadounidense y no a salvar los empleos de los trabajadores mexicanos y españoles.

Claro que su efecto será positivo, pero pensar que se trata de la panacea y que es el remedio absoluto en contra de la crisis es completamente irracional.

Es por ello que los tomadores de decisiones de cada uno de los gobiernos deben con la mayor velocidad posible, presentar un plan de contingencia serio para afrontar la tormenta, que pase por la elaboración de un diagnóstico real y consensuado de la realidad.

Ya no es posible sostener, como lo hacían las autoridades mexicanas hace apenas un par de semanas, que el impacto en México será “marginal” y que resistiremos ante cualquier embate.

Afortunadamente, nuestro destino no está de ninguna manera “escrito en piedra” y aun es posible reaccionar con efectividad, siempre y cuando haya conciencia de la situación y compromiso real para hacer algo.

Tanto la Ley de Ingresos como el Presupuesto de Egresos 2009 deben ser la punta de lanza para afrontar y evitar que crezca la crisis, en la medida en que determinan los impuestos que debemos pagar y el destino que les otorga el gobierno a través del gasto público.

Hoy más que nunca se debe garantizar que la política fiscal cumpla sus funciones de asignación de recursos, distribución de la renta y estabilización económica con la mayor eficacia y eficiencia posibles.

http://www.oem.com.mx/elsoldehidalgo/notas/n878260.htm

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miércoles, 1 de octubre de 2008

Cartones de "The New Yorker" sobre la crisis financiera.










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