domingo, 24 de mayo de 2009

El circo de la impunidad


Como si fuese un circo de varias pistas, los mexicanos acudimos como simples espectadores al triste espectáculo de la política.

Admirados, sin apenas digerir los escándalos anteriores que suceden con asombrosa periodicidad, nos enteramos de nuevos números que, sin importar su naturaleza, terminan siempre como todos los demás: con la total impunidad de sus protagonistas.

Lo que sorprende no son los videoescándalos, los libros o las declaraciones fulminantes. Ni México ni cualquier otro país del mundo se puede preciar de contar con una clase política impoluta. La tentación de aquellos que ejercen el poder por hacerlo de forma incorrecta está presente en cualquier rincón del planeta.

En el Reino Unido, el líder de la Cámara de los Comunes, Michael Martin, fue acusado de permitir que al interior del parlamento se llevaran a cabo gastos injustificados.

No se trató de sumas estratosféricas o fraudes descomunales, sino de erogaciones, cuya superficialidad dejó muy mal parados a los legisladores de dicho país. Aunque lo hicieron cumpliendo con las normas vigentes, la ciudadanía no perdonó a sus representantes que utilizaran el dinero público para pagar la comida de su gato o la reparación de su piscina.

En Estados Unidos el gobernador del estado de Illinois fue grabado diciendo que sacaría el mayor provecho posible -incluso un trabajo garantizado para su familia- al ejercer su facultad para designar a quien ocuparía el lugar en el Senado que Barack Obama dejaba vacante.

En España, un sastre acusó al presidente de la Comunidad Valenciana -similar a un gobierno estatal de nuestro país-, Francisco Camps, de permitir que un contratista pagara por los trajes que utiliza, a cambio de supuestos favores al momento de asignar licitaciones.

En Washington, el director del Banco Mundial -organismo internacional para el cual la lucha contra la corrupción siempre ha sido prioritaria-, Paul Wolfowitz, se vio comprometido al demostrarse que había utilizado su posición para promover un ascenso para su novia.

Así las cosas, lo singular del caso mexicano no es la presencia de hechos -reales o ficticios- de corrupción y abuso de poder. Ni siquiera el que los montos sean infinitamente superiores -imagínese usted las decenas de miles de escándalos que habría por recomendados en las instituciones públicas-. Lo verdaderamente diferente es el hecho de que el resultado final sea simple y sencillamente nulo.

Michael Martin, el parlamentario británico, se vio obligado a renunciar hace un par de días. La última vez que alguien en su cargo lo tuvo que hacer fue en 1695.

El Gobernador de Illinois fue "despedido" por el Congreso de su estado y abandonado por los miembros de su propio partido.

El valenciano Francisco Camps fue llamado a comparecer ante la Fiscalía anticorrupción y habrá de ejercer su derecho a la defensa por la vía judicial, siendo juzgado por los conductos legales, como es debido.

Por su parte, a Paul Wolfowitz le costó caro su amor y se vio en la necesidad de renunciar a un cargo por demás importante en la gobernanza financiera mundial.

En México es casi imposible pensar que los involucrados asuman sus responsabilidades legales y menos aún que sus partidos o instituciones acepten las responsabilidades políticas que les corresponden.

No quiero decir con ello que tengamos que creer ciegamente en todo lo que dicen los videos, los libros o las entrevistas. Por el contrario, nada ayudaría más a México y a sus instituciones que los materiales peliculescos sean sustituidos por indagatorias judiciales que determinen culpabilidades o inocencias.

Menos aún creo que sea cierto que haya la posibilidad de que México sea un Estado fallido. No existe, porque a diferencia de un país como Somalia en el que la ausencia de Estado es permanente, en México la mayoría de las personas cumple con las leyes.

Si bien, no somos una sociedad de beatos -ni creo que aspiremos a ello-, la enorme mayoría de las personas no cargamos con cuernos de chivo en nuestros coches, ni disponemos de fondos de partidas secretas, ni tenemos vínculos con el narcotráfico.

En México la impunidad está localizada y no es general. De ella gozan, no sólo los famosos capos por todos conocidos, sino muchos miembros de la clase política. Se trata, desafortunadamente, de otra muestra de la desigualdad en nuestro país.

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domingo, 10 de mayo de 2009

Refinería de Tula: los retos que vienen. Segunda parte


A los retos ya señalados en la primera parte de esta colaboración –la tierra, la financiación y la planificación–, se suman otros que deberán ser considerados y abordados por las autoridades federales, estatales y municipales para hacer de la refinería de Tula un verdadero motor de crecimiento y desarrollo para los habitantes del estado de Hidalgo.

Antes de enumerar dichos retos es fundamental hacer referencia al concepto de sostenibilidad, que habrá de ser común a prácticamente todos ellos.

Partiendo de la definición de desarrollo sostenible como aquel que cubre las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para atender a sus propias necesidades, es posible deducir que es esencial que los efectos positivos buscados perduren en el futuro y que exista la certeza de que se dispondrá de los recursos necesarios para mantenerlos.

Por ende, todas las acciones que se hagan en torno a la nueva refinería, sin importar su naturaleza, deberán considerar la sostenibilidad como un objetivo transversal que abarque desde el aspecto medioambiental hasta el económico, pasando por los ámbitos político, social, urbano y de vertebración regional y estatal.

EL RETO DE LA SOSTENIBILIDAD MEDIOAMBIENTAL

Una de las demandas más sentidas de la ciudadanía en relación con la nueva refinería es la de garantizar que su impacto medioambiental sea positivo.

No se trata sólo de evitar que el proyecto tenga un efecto negativo adicional en la región –que ya en 2005 fue considerada por la Organización de las Naciones Unidas como la más contaminada del mundo–, sino de enfocarlo para que permita disminuir los actuales niveles de contaminación en tierra, agua y aire.

Cuando el 25 de marzo pasado el gobernador Osorio presentó en Pemex la propuesta de Tula, resaltó el comentario del premio Nobel Mario Molina en relación con la oportunidad de instalar una refinería limpia y a la vez de trabajar con toda la zona industrial para mejorar los índices de contaminantes.

EL RETO DE LA SOSTENIBILIDAD URBANA

Otro de los desafíos que traerá consigo la nueva refinería será el de la presión que un previsible incremento de la población y de las empresas instaladas ejercerán sobre los servicios públicos y las infraestructuras ya existentes.

Una mayor demanda de vialidades, agua potable, drenaje, recolección y tratamiento de desechos; así como de servicios educativos, de transporte, de salud y de seguridad pública requerirá un esfuerzo presupuestal y de gestión mucho mayor por parte de los tres ámbitos de gobierno.
Para evitar que se presente un déficit en la provisión de servicios, es necesario preveer y cuantificar estos impactos, así como la cuantía y el momento en el que se requerirán los recursos para amortiguar sus efectos.

La región debe ser un lugar donde se mejoren y disfruten los derechos de las personas, no uno en el que se deterioren. Aunque en el corto plazo existieran recursos extraordinarios para atender esta situación, dichos fondos no se mantendrán constantes en el tiempo, por lo que es necesario disponer de una estructura de planificación, ejecución y recaudación que lo considere.

EL RETO DE LA SOSTENIBILIDAD POLÍTICA

Mantener un clima de estabilidad política y paz social en la región es otro de los retos de la nueva refinería. Desafortunadamente, a pesar de la gran oportunidad que la misma representa para el desarrollo del estado y del país, su valor estratégico no pasará desapercibido para muchos grupos que, de encontrar la oportunidad, buscarán utilizarla como instrumento de posicionamiento político –lo que podría exacerbarse por la proximidad de las elecciones federales–.

Es por ello que se debe mantener una actitud proactiva y preventiva. Cualquier asunto deberá ser tratado con la máxima prioridad para evitar el desgaste innecesario del proyecto. Tal como lo ha señalado el gobernador del estado, se debe privilegiar la negociación y el diálogo frente a cualquier intento de capitalización política del asunto.

Lo anterior hace necesario el contacto permanente con los verdaderos grupos de interés y con los legítimos representantes sociales para evitar el surgimiento de falsos liderazgos que busquen rentabilizar a su favor un proyecto que es de todos los hidalguenses.

En el mediano y largo plazo, es importante construir una nueva gobernanza regional, que implique renovar y construir pactos con la sociedad civil en un ejercicio político más horizontal y democrático, a través de la transparencia y de la participación ciudadana en la toma de decisiones.

La nueva refinería representa una gran oportunidad para utilizar mecanismos innovadores de consulta, ejecución y evaluación, manteniendo con ello los niveles de legitimidad del proyecto.

Los principales aliados de la refinería deben ser los propios ciudadanos. Sin lugar a dudas, una real participación social y una efectiva transparencia también serán de mucha utilidad para alejar del proyecto el fantasma de la corrupción. 10 mil millones de dólares es demasiado dinero como para no establecer mecanismo de participación, control y rendición de cuentas sólidos.

EL RETO DE LA SOSTENIBILIDAD SOCIAL

La nueva refinería debe ser un medio para disminuir la desigualdad entre los habitantes de la región y no para incrementarla o perpetuarla.

Es innegable que en la zona existe pobreza urbana y rural, lo que demanda acciones puntuales y extraordinarias de parte de los gobiernos federal, estatal y municipal. No hacerlo implicaría someter a la población más vulnerable a riesgos que hasta ahora no enfrentaba.

Por ello, es necesario evaluar el impacto que la refinería tendrá en el tejido social de la región. Fenómenos como las migraciones desde otros puntos del estado y del país son probables.
También es de esperarse que se incremente de manera inusual el proceso de urbanización que ya vivía la zona.

Es importante reducir las desigualdades para que no se transformen en tensiones sociales. La inclusión social de los menos favorecidos y la cohesión social de la región y del estado deben prevalecer por sobre todos los demás criterios.

EL RETO DE LA SOSTENIBILIDAD ECONÓMICA Y DEL EMPLEO

La sostenibilidad económica de la región y la generación de empleos estables debe ser una prioridad y es quizá el mayor de los beneficios que a primera vista surgen de la nueva refinería.

Los micro, pequeños y medianos empresarios locales –que generan la mayoría de los empleos– deben contar con un respaldo extraordinario para una situación también extraordinaria. No pueden ser dejados solos frente a la previsible llegada de una competencia que, en muchos casos, buscará hacerse de un jugoso mercado aún si ello implica recurrir a prácticas de competencia desleal.

La visión debe ir mucho más allá e incluso puede ser necesario reconfigurar el tejido económico regional para que aproveche al máximo las oportunidades que la construcción y posterior operación de la refinería le ofrecerá. Por ejemplo, habrá que implementar acciones concretas para su integración en la cadena de suministro del nuevo complejo.

Desde el punto de vista de los trabajadores será fundamental garantizar un diálogo permanente con las organizaciones sindicales y evitar a toda costa el surgimiento de desequilibrios del mercado laboral que generen subempleo y atenten contra los derechos laborales de aquellos que ocupen los empleos generados por la refinería.

De la misma manera que se deberá preparar a los empresarios para responder a las nuevas realidades, es deseable que existan líneas de acción específicas para promover la formación de capital humano, consiguiendo que la población local pueda acceder a empleos cualificados y mejor remunerados.

Tampoco debe subestimarse el posible efecto inflacionario que la nueva refinería tendrá en el índice de precios de la región y, por ende, en la economía de las familias. Así ha sucedido en prácticamente todos aquellos lugares en los que Pemex ha realizado grandes obras y, de no tomarse acciones concretas, no existe motivo alguno para pensar que no sucederá lo mismo en Tula.

EL RETO DE LA VERTEBRACIÓN REGIONAL Y ESTATAL

No es posible pensar en cohesión social al interior del estado sin un desarrollo regional equilibrado, en el que los habitantes del norte y del sur cuenten con oportunidades similares para su desarrollo personal.

En este sentido, las obras públicas deben ser instrumentos de articulación social. Por ello, el último de los retos expuestos es el de la vertebración estatal que busque aprovechar el potencial de la refinería como mecanismo de desarrollo de la región y del estado.

De Huejutla a Tula hay muchos kilómetros de distancia, lo que convertirá a este desafío en uno de los mayores que enfrentarán quienes tengan a su cargo diseñar las políticas públicas que busquen dar respuesta a la cuestión de ¿Cómo hacer que la nueva refinería sirva para impulsar el desarrollo y mejorar las condiciones de vida del mayor número posible de hidalguenses?
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