domingo, 1 de junio de 2008

China e India, el futuro


Sabemos menos de China e India de lo que ellos saben de nosotros y mucho menos de lo que deberíamos saber para estar en posición de afrontar los retos y oportunidades que la creciente importancia de estos dos países nos plantea.

Lo confirmé cuando en días pasados asistí en Madrid a la serie de conferencias que se dictaron en el marco de la XIX edición del seminario internacional “El Estado Social hoy”, organizado por instituciones ampliamente reconocidas en el espectro europeo del conocimiento, como lo son la Fundación José Ortega y Gasset, el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, y la Fundación Internacional para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas.

Una ponencia en particular, la ofrecida por el Doctor en Derecho y en Sociología Emilio Lamo de Espinosa, llamó ampliamente mi atención y la de los presentes, entre los que se encontraban representantes de prácticamente la mayoría de los países iberoamericanos y de muchos europeos.

Lamo de Espinosa, autor de infinidad de publicaciones y Catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, dictó la conferencia “Crecimiento económico, pobreza y seguridad en la agenda internacional”.

La disertación de quien fuera director del Real Instituto Elcano y del propio Ortega y Gasset, ofreció a los asistentes una visión amplia de lo que desde su calificado punto de vista está sucediendo a nivel internacional.

Las palabras del coautor del famoso Diccionario de Sociología ayudaron a los presentes a ubicar las posteriores conferencias y debates en el marco de los fenómenos que se presentan en el campo de la geopolítica.

Este perspectiva resulta de mucha utilidad, pues de manera errónea tendemos a pensar que lo que pasa fuera de nuestro ámbito de acción o de visión no nos afecta, cuando la realidad es que los fenómenos y tendencias mundiales influyen de manera determinante en lo que sucede en nuestro continente, en nuestro país, en nuestro estado y en nuestra comunidad.

Desde este punto de vista global, Lamo de Espinosa planteó su argumento con singular claridad: estamos siendo testigos de la construcción de un nuevo orden internacional, caracterizado por una menor relevancia de Estados Unidos de América, de los países de la Unión Europea y de Japón; así como por una creciente importancia de los actuales países en vías de desarrollo, dentro de los cuales China e India juegan un papel fundamental.

Lo anterior se debe a las profundas transformaciones que han tenido lugar a partir de 1950 en cuatro aspectos básicos.

En lo político, dado que un mayor número de países democráticos implica un mayor potencial de crecimiento económico; en lo tecnológico, en virtud de que internet y un sistema global de transporte de mercancías generan una deslocalización del trabajo; en lo económico y en lo demográfico.

Respecto de los dos últimos aspectos los datos proporcionados por el destacado investigador son contundentes.

En materia económica, según el Banco Mundial, mientras que los países que más crecen entre los que se consideran desarrollados – España, por ejemplo – lo hacen a un ritmo moderado del 3% anual, las economías de las naciones asiáticas llegan al 8%.

Incluso los estados del África subsahariana se desarrollan a un promedio mayor que el mundial. América Latina es la excepción con crecimientos mínimos cercanos al 2%.
En 1975 los países emergentes generaban sólo el 40% de la producción mundial, en 2005 el 50% y en 2015 se estima que lo hagan con un 60%.

El Fondo Monetario Internacional calcula que en el año 2008 China e India contribuirán al Producto Interno Bruto mundial con el 16.8% y el 6.7%, cada uno. Mientras que Estados Unidos y los países de la Unión Europea lo harán con el 18.5% y 20.5%, respectivamente.

De las veintisiete naciones que integran la Unión Europea, la mayor economía es la de Alemania y aportará solo el 3.6% del PIB mundial en el mismo periodo.

Según datos de Pricewaterhouse en el año 2050, el tamaño de las siete principales economías emergentes – China, India, Brasil, Rusia, Indonesia, México y Turquía –, conocidas comúnmente como “E7”, prácticamente será del doble de las del “G7”; que incluye a los Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá; más España, Australia y Corea del Sur.

En materia demográfica, las cifras resultan igualmente reveladoras.

De acuerdo con las Naciones Unidas, en 1950 la población mundial era de 2,500 millones de habitantes; actualmente se estima en 6,700 millones; y en el año 2050, será de unos 9,000 millones.

A pesar de lo anterior, mientras que la población de los países desarrollados prácticamente no ha crecido desde 1950 y no se espera que lo haga hasta el año 2050, el número de habitantes en los países en vías de desarrollo se ha triplicado en 2008 y se quintuplicará para el 2050.

China e India son las naciones que ofrecen los datos más significativos.

La República Popular China, que en 1950 contaba con 560 millones de habitantes, hoy cuenta con 1,300 y en el 2050 lo hará con cerca de 1,420 millones. Vale la pena recordar que en este país la ley sólo permite a las parejas tener un hijo, lo que ha disminuido drásticamente su tasa de natalidad.

La India, por su parte, ha pasado de tener una población de 370 millones en 1950 a 1,100 millones actualmente, siendo la mayor democracia del orbe. En el año 2050 será la nación más poblada del mundo, con un estimado de 1,600 millones de habitantes.

Entre ambas tendrán 3,000 millones de personas en 2050, por lo que concentrarán la tercera parte de la población mundial, como lo hacen hoy en día – México será uno de los diez países más poblados de la tierra con 147 millones de habitantes.

Tanto chinos como hindúes están aprovechado al máximo las transformaciones de las que se ha hablado y lo han hecho con modelos no del todo similares.

Los chinos se han beneficiado del fenómeno mundial de la deslocalización del denominado trabajo manual, fabril o de “cuello azul” y se han enfocado a la expansión de su industria para fabricar mercancías, mediante la utilización de mano de obra poco cualificada y la exportación.

El modelo de los hindúes es diferente. Han aprovechado la deslocalización del trabajo de oficina o de “cuello blanco” y se han orientado al sector servicios – 53.8% de su economía –, mediante la aplicación de mano de obra cualificada y el fortalecimiento gradual de su mercado interno, exportando lo que comúnmente se conoce como “software”, más que productos manufacturados.

Ejemplo del milagro hindú son las crecientes industrias de producción cinematográfica, los call centers y la “maquila” de la contabilidad de empresas multinacionales. Cuatro de las diez personas más ricas del mundo, según la revista Forbe´s, son de este país.

En los primeros nueve meses de 2007, los inversionistas hindúes se ubicaron como los más activos compradores de empresas de todo el mundo. A finales de marzo pasado, el magnate Ratan Tata anunció la adquisición de la marca Jaguar, icono automotriz ingles, anteriormente en manos de Ford Motor Company.

La expansión económica y poblacional de estas dos naciones tendrá como lógica consecuencia un incremento gradual de su clase media. Se calcula que para el año 2025, cada uno cuente con 500 millones de habitantes en esa condición, lo que significará un potencial de consumo superior al de cualquier otro país o región económica del mundo.

Ahora bien ¿Qué tiene que ver la exposición del Dr. Lamo de Espinosa con México?
Mucho, si consideramos el hecho de que nuestro país aparece como un potencial miembro de este nuevo orden mundial, tanto en lo económico como en lo demográfico.

Hago hincapié en el término potencial, porque para ubicarnos en esa posición requerimos, entre otras cosas, incrementar exponencialmente nuestros lazos con quienes ostentarán el liderazgo mundial en un futuro no muy lejano.

Cada paso que nos permita hacerlo es en sí mismo una ganancia.

Debemos empezar a sembrar y estar concientes de que los resultados no serán inmediatos. Mientras más tarde iniciemos, menores serán nuestras oportunidades.
Roma no se hizo en un día, menos aun Pekín y Nueva Delhi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario