domingo, 22 de febrero de 2009

¿Y el aeropuerto de Hidalgo Sr. Téllez?


Me enteré de la última de las andanzas de Luis Téllez por un compañero de la Fundación Ortega y Gasset, que sorprendido me dijo que acababa de leer en Internet que el Secretario de Comunicaciones y Transportes de México había sido gravado diciendo que el ex presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, se había “robado” la mitad de la partida secreta de la que por años dispuso el ejecutivo federal en turno –fue eliminada en el sexenio del Dr. Zedillo.

Días después de darse a conocer el desliz del funcionario federal salieron a la luz más grabaciones. En esta ocasión Téllez mostró a los mexicanos el amplio vocabulario del que dispone. Cuestión sin relevancia alguna, salvo por el hecho de que el blanco de sus “apasionadas” palabras fue el presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, Héctor Ozuna Jaime, a quien Téllez le deseo recibiera algo más que una feliz Navidad y un próspero año nuevo –¿Con esa boquita come?, señor Secretario.

Para poner la cereza al pastel se dieron a conocer conversaciones en las que el titular de la SCT pedía a diversas personas a su cargo que utilizaran el nombre del Presidente de la República para sacar adelante gestiones cuya legitimidad y legalidad se aprecian confusas.

Mi colega, desconocedor de la realidad mexicana, imaginó que después de todo esto se desataría una especie de “Téllezgate” que seguramente significaría una investigación a fondo y la caída de una o varias cabezas en el gobierno federal. Era de suponerse que, en virtud de la gravedad de las declaraciones, al menos el propio Téllez decidiera separarse de su encargo para no afectar la imagen de su superior jerárquico, el Presidente de la República.

Dada la cercanía de las elecciones federales y los tiempos difíciles que se viven en México –y en cualquier otro lugar del mundo– era previsible que el presidente Calderón aprovechara la situación para mandar un doble mensaje: a la ciudadanía, en el sentido de que su gobierno actúa con firmeza y es inflexible frente a ese tipo de escándalos; y a los miembros de su gabinete, para que apliquen la máxima de “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.
Inexplicablemente, hasta el momento de escribir esta colaboración, el Dr. Luis Téllez Kuenzler seguía ocupando la titularidad de la dependencia encargada de implementar la política de comunicaciones y transportes del Estado mexicano –responsabilidad en lo absoluto menor.

Desafortunadamente –en contra de lo que cualquier avezado analista político extranjero pudiera suponer– es muy probable que el Secretario de Comunicaciones y Transportes continúe en el mismo sitio, a no ser que Los Pinos modifique la actitud que en otras ocasiones ha tenido hacia los lapsus verbales y políticos del funcionario.

Y es que con un simple “sí lo dije pero nunca tuve ni he tenido evidencia alguna sobre acciones ilícitas del ex presidente” Luis Téllez quiso apaciguar las turbulentas aguas que clamaban por su renuncia. Sabedor de que no puede ser castigado por mentir y sí por ocultar un ilícito, el argumento de defensa del secretario es que sí dijo lo que dijo, pero lo que dijo es una mentira.

La buena noticia para el secretario Téllez es que si decide optar por la vía legal para demostrar que es un mentiroso, habemos dos millones y medio de hidalguenses que podemos testificar, sin temor a equivocarnos, que efectivamente gusta de decir mentiras y que suele hacerlo de forma por demás impune.

En efecto, se trata del mismo funcionario que el 25 de julio de 2007 anunció con bombo y platillo que el presidente Calderón le había dado instrucciones –parece ser su modus operandi habitual– “para solucionar el problema aeroportuario y de tráfico aéreo en el centro del país y por ello la concesión y autorización para una nueva terminal aérea de carga y logística en Tizayuca, estaría lista a principios o mediados de 2008” (Comunicado No. 93 de la SCT de la cual es titular Téllez).

A la fecha, la concesión prometida por Luis Téllez no se ha otorgado –quizá ha estado muy ocupado intentando recuperar las famosas grabaciones–, cancelando con ello la oportunidad de generar decenas de miles de empleos para un estado que requiere con urgencia oportunidades de calidad para sus jóvenes profesionistas –sólo Pachuca cuenta con 30 mil estudiantes de educación superior.

La cuestión es que si el mejor argumento del Secretario de Comunicaciones y Transportes para salvar la situación es que miente, su jefe el Presidente de la República debería estar sumamente preocupado.

Porque si Téllez consigue convencer a la opinión pública de que son mentirás las delicadas afirmaciones que hace en las grabaciones que reconoce como suyas, Felipe Calderón tendría al interior de su gabinete a un mentiroso confeso, cuyos actos en los últimos tres años deberían ser revisados con lupa para comprobar su legalidad y transparencia.

En este sentido, la inexplicable omisión en el otorgamiento de la concesión y autorización del aeropuerto de Tizayuca también deberá serlo. Al tenor de los acontecimientos existe un alto riesgo de que los motivos por los cuales no haya sido entregada aún al estado de Hidalgo no tengan nada que ver con los fundamentos técnicos del proyecto.

En cualquier caso ¿Qué legitimidad podría tener la decisión tomada por o con base en la información proporcionada por alguien que miente habitualmente? Tal como lo señaló el filosofo alemán Federico Nietzsche: “Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti”.

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2 comentarios:

  1. Desde luego que la verdad es una condición imprescindible en cualquier actividad a nivel privado o público. Pero en el ejercicio del deber público debe no solo ser comprobable, sino exigible. Y esta claro que si un alto cargo del gobierno tiene la tranquilidad para aceptar que miente, las consecuencias a esta aceptación deberían ser exigidas por los millones de contibuyentes, a quienes debe resultados y un ejercicio prudente, dado su nivel de toma de decisión.
    Hay que exigir a los funcionarios públicos, a todos los niveles, que se responsabilicen de sus actos.

    Y quizás la gran moraleja de esta crisis mundial sea que no hemos sido capaces de exigir a los "iluminados" que están al frente de grandes corporaciones, que sus decisiones sean no solo fundamentadas en hechos medibles y comprobables, sino que habiendo cometido errores (como humanos que son) que demuestren que los han cometido a pesar de haber intentado tomar las decisiones con la mayor prudencia, rigor y objetividad; como lo han demostrado los escándalos de engaños financieros de Madoff o de paises al borde de la quiebra, por decisiones que a priori parecieran poco reflexionadas, como el caso de Islandia.

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  2. finalmente ya esta en puerta el proyecto logistico en tepeji del rio, creo que bien vale la pena que los de arriba se planteen la posibilidad de desarrollar mas ese proyecto en lo que han llamado la ciudad del transporte enlazando a tepeji con tizayuca y complementando con el aeropuerto en donde quieran finalmente ambos son hidalgo y ambos son zona metropolitana del valle de mexico

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