lunes, 28 de enero de 2008

Crisis financiera: crónica de una muerte anunciada


Cual Santiago Nasar en la obra del premio Nóbel García Márquez, la historia que se vivió en los mercados financieros internacionales esta semana fue, sin lugar a dudas, la crónica de una muerte anunciada.

Regularmente, lo que es evidente para la mayoría de las personas comunes, no sólo para los especialistas, suele convertirse en realidad.

En colaboraciones anteriores, me permití apuntar lo que entonces observé previsible: se avecinaba una crisis.

No se trataba de un gran hallazgo, fruto de intrincadas investigaciones, sino de algo que resaltaba como obvio para la mayoría de los españoles con los que tenía oportunidad de charlar.

Aunque no lo querían asumir, era un secreto a voces que la bonanza pronto cedería su lugar – en el mejor de los casos – a una etapa de crecimiento moderado, a una ralentización económica.

Desde el segundo semestre de 2007, el mercado inmobiliario, principal impulsor del desarrollo económico español, empezaba a mostrar signos de debilidad.

La “invasión del ladrillo” – como denominan en este país al desmesurado crecimiento de nuevos edificios de apartamentos – daba paso a la “crisis del ladrillo”.

Concluía una época de tremenda especulación, en la que una vivienda, aún sin construir, llegaba a ser vendida hasta en tres ocasiones antes de ser terminada, generando en el camino ganancias exorbitantes para quienes participaban en el proceso.

A factores internos como los ya señalados, se sumaron factores externos que poco dependen de los españoles.

La crisis de las subprime o hipotecas “basura”, que ha conmocionado a los Estados Unidos y tiene en el ojo del huracán a grandes grupos financieros como Merril Lynch o Citigroup, se acercaba, cual tsunami, a los mercados financieros de todo el mundo, sin que estos supieran con certeza la fuerza con que serían golpeados.

Tan sólo Citigroup – propietario de Banamex – ha perdido 50% de su valor y colocado como incobrables deudas a su favor por 20 mil millones de dólares.

Finalmente, el lunes 21 de enero de 2008 el Tsunami tocó tierra – al menos la primera sus olas– en el que será recordado en España como el día en el que más ha caído el principal índice de referencia de la bolsa española, que agrupa a las treinta y cinco empresas más importantes del país.

Ese día el IBEX 35 caía 7.54%, a la par de prácticamente todas las bolsas de valores del mundo.
Luego de meses de lucha, la incertidumbre y la volatilidad tomaban finalmente el control de los mercados.

De no haber sido por la decisión tomada al día siguiente – el martes 22 de enero– por la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) de bajar los tipos de interés en tres cuartos de punto, para colocarlos en 3.5%, lo más seguro hubiera sido que los mercados continuaran su caída.

Para entender el tamaño del problema, puede ser útil comprender la magnitud de la decisión tomada por la FED: bajar de esa manera los tipos es una medida extraordinaria.

Se trata, por ubicarlo en un contexto farmacéutico, de un medicamento que sólo se utiliza en casos en los que el paciente prácticamente está a punto de morir.

La última vez que la FED bajó los tipos de interés de esa manera, en septiembre de 2001, lo hacía intentando detener la caída que provocaba en los mercados otra caída: la de las torres gemelas de Nueva York.

Siguiendo la analogía farmacéutica, nos encontramos frente a un paciente que, aunque resucitado, aun se encuentra en cuidados intensivos ante un doctor que, a pesar del respiro, sabe que el botiquín está casi vacío y ruega a Dios que la última medicina prescrita surta el efecto deseado.

No todos los tratamientos han funcionado: justo el viernes anterior a la caída de las bolsas, el presidente norteamericano había anunciado con bombo y platillo un paquete de medidas por 145 mil millones de dólares tendientes a evitar la recesión de la economía estadounidense.

Como lo esperaba Bush, la respuesta del mercado fue contundente.

El problema fue que la contundencia fue exactamente en sentido contrario al deseado: los inversionistas confirmaron que se avecinaba una crisis y observaron como insuficientes las medidas que se anunciaban para frenarla, por lo que decidieron vender sus acciones y salir en lo posible de los mercados financieros, lo que provocó la caída de las bolsas de todo el mundo.

A final de la semana, gracias a la maniobra de la Reserva Federal, los indicadores parecían mostrar una cierta estabilidad en los mercados, aunque la volatilidad continuaba.

El jueves 24, siguiendo una tendencia mundial, el IBEX 35 español se recuperaba al lograr el mayor incremento de su historia, un 6.95%.

El margen de maniobra es cada vez más estrecho: los tipos de las tasas de interés no se pueden disminuir infinitamente.

Lo más deseable es que las medidas tomadas por la FED surtan un efecto, además de positivo, duradero. De poco servirá una acción cuyo efecto favorable sea de sólo unos cuantos días.

Desafortunadamente aun es muy temprano para cantar victoria. Más aún con las últimas noticias que se han dado a conocer, dos de las cuales tendrán consecuencias todavía más negativas en la confianza de los inversionistas y de la ciudadanía en general.

La primera nueva mala noticia es la referente al fraude de 4,900 millones de euros cometido en contra del segundo banco más grande de Francia, Societe Generale.

Lo impactante del caso, además del monto, es que el fraude en cuestión fue cometido por un funcionario del banco de treinta y un años de edad, que fue capaz de violar prácticamente todas las medidas de control interno y ocasionar un hoyo de casi 5 mil millones de euros – unos 7,500 millones de dólares – a una institución de gran prestigio.

La segunda nueva mala noticia incumbe a España. Se ha dado a conocer que la tasa de desempleo ha crecido más de lo esperado, colocándose en un 8.6%. Casi 2 millones de españoles se encuentran en paro.

Independientemente de las repercusiones de esta noticia en España, preocupa que la tendencia se repita en toda Europa, lo que implicaría un nuevo riesgo para la estabilidad económica.

Una recesión en la economía estadounidense es una pésima noticia, como también lo sería una recesión en la economía europea.

Ambas economías en recesión son, quizá, una de las peores noticias que la economía internacional podría recibir, dado que entre las dos concentran prácticamente la mitad de la economía mundial.

Con base en lo anterior, surge la pregunta: ¿afectará esta crisis a México? O más bien: ¿cómo afectará esta crisis a México?

Dándole crédito a la frase de “si a Estados Unidos le da gripa, a México le da pulmonía”, probablemente no estemos ante el mejor de los escenarios.

No sólo la mayoría de nuestras exportaciones se dirigen hacia el vecino del norte. Nuestros connacionales en Estados Unidos envían cada año cerca de 25 mil millones de dólares a México.

La dependencia casi total de estas remesas en muchos municipios del país – en Hidalgo hay varios – tiene como consecuencia que en caso de verse reducidas su impacto no se diluya y concentre sus efectos en zonas regularmente marginadas.


Es cierto que México cuenta con mecanismos de defensa con los que no contaba hace años.

Nuestra economía es más sólida y existe un mayor control de las variables macroeconómicas.

El hecho es que si, como todo parece indicar, en los siguientes días surgen más datos que confirmen que la economía estadounidense ha entrado en recesión, sería simplemente irresponsable no tomar todas las precauciones necesarias para reducir su impacto en la economía nacional.

El gobierno federal y el Banco de México no pueden ser meros espectadores ante un fenómeno mundial que, aunque ciertamente no fue ocasionado por ellos, puede tener efectos en los ya de por sí lastimados bolsillos de los mexicanos.

Es mejor prevenir que lamentar.

Rubén Moedano, pachuqueño, amigo de la infancia, estudiante recordado del Instituto Hidalguense, tuzo de corazón; es parte del cada vez mayor grupo de mexicanos que viven en España.

Rubén – quien por cierto casó con española, con quien tiene una hermosa bebé –, dirige una empresa inmobiliaria con presencia internacional, lo que no ha sido obstáculo para darse el tiempo necesario para compartir con quien escribe estas líneas diversos consejos y palabras de aliento que han sido de gran valor en el proceso de adaptación familiar a la vida madrileña.

He decidido seguir la más reciente de sus sugerencias: crear un pequeño y muy sencillo blog personal en internet en el que los distinguidos lectores puedan consultar, opinar y enriquecer las colaboraciones que El Sol de Hidalgo me permite publicar en sus páginas.

Espero resulte de su interés, apreciable lector.

1 comentario:

  1. estimado lic. guevara, le escribo para felcitarlo por el análisis realizado ante dichos acontecimientos económicos, me parece interesante la manera en que compara las crisis en diferentes países..

    Saludos desde México

    MGM

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