domingo, 25 de enero de 2009

Partidos políticos en Internet: terreno desconocido

En días pasados leí una nota publicada en el portal web de un periódico mexicano de circulación nacional que daba cuenta de las estrategias que los comités nacionales de los tres principales partidos políticos de México han diseñado para “captar” el voto joven a través de cibercampañas en Internet.

Después de leer la información confirmé mi hipótesis inicial: Los partidos políticos no tienen la menor idea de los alcances y limitaciones de Internet, ni de las características de sus usuarios habituales. Menos aún, de las implicaciones que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación tienen en las estructuras políticas, sociales y económicas de la actualidad, de las cuales ellos mismos forman parte.

Como Marco Polo, Cristóbal Colón, Roal Amundsen o Neil Armstrong, los estrategas partidistas –enfundados en sus trajes de explorador– se disponen a conquistar el nuevo mundo del Internet y los tesoros que guarda: millones y millones de votos de cibernautas que, sin la menor resistencia, esperan la llegada del conquistador para entregarle el sufragio que lo lleve a la merecida victoria electoral.

Para lograr su cometido PAN, PRI y PRD crearán comunidades virtuales e insertarán su publicidad en aquellos espacios a los que suelen acceder los 23 millones de jóvenes de entre 18 y 30 años que podrán votar en las elecciones federales del 5 de julio próximo. Una buena combinación de blogs, Facebook, Hi5, YouTube y mensajes de correo electrónico es infalible, consideraron los entrevistados.

Incluso se aventuraron a utilizar los métodos de cálculo de antaño para estimar el beneficio electoral esperado: Hasta 4 millones de votos decía un optimista representante partidista. Lo único que les falto decir fue un: “si a Barack Obama le funcionó ¿Por qué a nosotros no?”.
Desafortunadamente –para los partidos políticos– sus teorías sobre captación de votos en Internet e identificación del mercado electoral en el segmento de referencia no podrían estar más alejadas de la realidad.

Pensar que para convencer a los jóvenes y no tan jóvenes, que han hecho del Internet un espacio habitual de comunicación y convivencia –que no el único–, sólo basta tener presencia publicitaria en los citados espacios, tiene la misma base científica que suponer que cualquiera de los futuros candidatos pasaría por el cantante Bono de U2 con sólo ponerle unas gafas, vestirlo de negro y enseñarle la letra completa de la canción “With or without you”.

Cualquier organización o persona con una conexión a Internet puede, por ejemplo, abrir un blog –hasta yo abrí uno– y publicar prácticamente lo que le plazca. Es más, si se dispone de suficiente dinero, se puede contratar a la empresa Google un link patrocinado para que el enlace a la página del partido político equis aparezca en dicho buscador cuando alguien escriba las palabras “democracia México”, “eficiencia política”, “transparencia en ejercicio de gobierno” o “combate a la corrupción”.

Leyendo la nota en cuestión es posible concluir que los institutos políticos ven al Internet como un mero “tablón de anuncios”. Una herramienta publicitaria más, que se sumará a las bardas, espectaculares, gorras y spots de radio y televisión que pronto inundarán nuestro país.

La cuestión es que el Internet no funciona así y es mucho más que un soporte sobre el cual se puede fijar una u otra publicidad.

Según el sociólogo español Manuel Castells, autor del libro “La Era de la información” –obra de referencia internacional en el tema–, el Internet no es un fin en sí mismo sino una herramienta que es y será cada vez más el medio de comunicación y de relación esencial sobre el que se basa una nueva forma de sociedad que ya vivimos, constituyendo el tejido nervioso de lo que denomina la “Sociedad Red”.

De acuerdo con Castells, la “Sociedad Red” es la nueva estructura social de la era de la Información, basada en redes que permiten ampliar las posibilidades de participación y se contraponen a otras estructuras más tradicionales basadas en esquemas lineales y con un mayor grado de jerarquización –como los partidos políticos o el gobierno tradicional.

El Internet y otras tecnologías de la información y la comunicación facilitan considerablemente las conexiones entre los miembros de la red y han abierto una nueva forma de trabajar y de relacionarse, una nueva economía y una sociedad que se salta fronteras y jerarquías en su afán de transmisión de la información. Personas ubicadas a miles de kilómetros de otras con las que tienen intereses comunes, se comunican en tiempo real todos los días y a cada momento.

De la misma manera, los usuarios de la red se relacionan entre sí como “uno más” y con un movimiento de mano pueden aceptar o rechazar determinado tema o dialogar con determinada persona.

Como era de esperarse, estos cambios también implican e implicarán cada vez más una transformación en la manera en la que nos organizamos para participar social y políticamente. Con un simple click es posible organizar o participar en una manifestación simultánea en contra de las FARC o de la inseguridad en México. En sólo 5 minutos es posible enterarse de la “vida y obra” de cualquier candidato o encontrar las contradicciones de un programa político completo, lo que modifica el concepto de “rendición de cuentas” tradicional.

Por todo lo anterior, la visión “publicitaria” de Internet se antoja pobre e ineficaz. Lejos de rastrear votos, los partidos políticos deberían buscar en el Internet muchas de las claves necesarias para entender el lenguaje de una sociedad en plena transformación, más democrática y plural, menos jerárquica y sumisa.
De otra manera perderían una gran oportunidad, no sólo de encontrar los votos que con tanto afán buscan, sino de alinear su discurso, programas y acciones con las claves de una ciudadanía a la que poco entienden y cada vez menos representan.

1 comentario:

  1. En vez de estar gastandose nuestro dinero, los partidos deberían ponerse a trabajar para sacar al país de la crisis. Morelia

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